LA RESACA DEL PODER

El Poder, con mayúscula, es espuma... Sus relatos también son espuma. Después de la batida espumosa, en una playa, queda la impronta que genera la resaca, que es la verdad de la espuma, lo que se oculta...

La impronta del poder es su relato oculto. Y eso es lo que aquí nos interesa.

jueves, 24 de septiembre de 2015

ESPEJISMOS EN EL RUEDO IBÉRICO



El Ruedo Ibérico ya no nos devuelve la imagen deformada del esperpento, el Ruedo Ibérico es un megaespejismo o una sucesión de espejismos. Dicho fenómeno se produce en el desierto, por lo que habrá que colegir que habitamos un Sahara, al menos en el mundo de las ideas; y lo preocupante es que muchos no son conscientes del efecto espejismo. Ha empezado la campaña política más reñida y determinante de la democracia dando paso a una feria de espejismos a saldo. Tancredo Rajoy se presenta como la figura imprescindible para mantener la patria constitucional una, grande, libre y recuperada económicamente. Más allá de su Finisterre está el llanto y quebrar de dientes: la inestabilidad económica, política y territorial, los derrochadores socialistas, los bisoños naranjitos y los antisistema que nos sacarán del euro. Juzguen ustedes si esta visión mesiánica propulsada desde la calle Génova y repicada en la mayoría mediática es o no espejismo. A tenor de las encuestas, la mayoría o no lo cree o no lo quiere creer; que el miedo convierte esas fantasmagorías en realidad dentro de las urnas.

El PSOE se presenta como la izquierda posible y necesaria, como la alternativa a los recortes económicos y de derechos ciudadanos. Todo ello sin cambiar el marco de un régimen gripado, bueno con algunos retoques. ¿Espejismo? Cuando Pdr Schz se mira en el espejo el reflejo es también un apócope, de la socialdemocracia en ese caso. Como la mayoría de los socios europeos -a excepción de Corbyn ¿el breve?- está atrapado en la contradicción. Critican los efectos del capitalismo neoliberal aquí pero lo defienden en Bruselas (apoyan a Junker y al TTIP) y en la praxis económica (Ibex 35 los quiere). Son socialdemócratas en campaña y socialiberales en gobernanza. Más claros en este capítulo económico son los neoliberales de C’s, que se presentan con esa genuina marca respecto al oligárquico e incompetente “capitalismo de amiguetes” del PP contraponiendo una cara reformista, moderna y participativa. ¿Espejismo? En la práctica política estos “reformistas” apoyan en ayuntamientos y autonomías a esa rancia derecha, como apuntalan así mismo el régimen de la Transición, si bien con algún lavado de cara que lo adecente para el siglo XXI. En esa misma deriva, más jacobinos si cabe que los naranjitos, boga la nave casi hundida de UPyD.

Sí quieren cambiar el régimen, a través de un proceso constituyente, IU y Podemos. IU se manifiesta como la izquierda altersistémica, con un líder joven y preparado que apuesta por la “unidad popular” para derribar el orden neoliberal encarnado en el bipartidismo. ¿Espejismo? Espejito, espejito, que me quede como estoy, que no se vean mis vergüenzas del pasado, los viejos cuadros y su inercia de “vieja política”, la amenaza de la inanidad demoscópica, el fantasma del comunismo trasnochado… Podemos se propone asaltar los cielos de la verdadera democracia social, empoderar a los de abajo frente la casta (superando el tradicional eje derecha-izquierda), la recuperación de derechos políticos y sociales (rescate ciudadano), la extirpación del cáncer de la corrupción, la democracia directa participativa de la era digital... El espejo terrenal devuelve que este huracán nacido del 15-M puso patas arriba el diagnóstico amuermado de la vieja política contraponiendo un mapeo más ajustado a los desastres de la peristente crisis. Este certero análisis obligó a mover ficha a todos. Sobre todo al establishment que cargó contra los insurrectos en el circo mediático arrinconándolos hacia la periferia del populismo, radicalismo bolivariano y equiparando sus corruptelas veniales con las mortales de la Casta bipartita. Alarmado por el avance demoscópico del virus, el Ibex 35 activó un antídoto reformista de derechas liderado por un atractivo catalán muy español. Estas medidas frenaron “la epidemia”, aunque también el aterrizaje político que sacrificó el sueño asambleario por un equipo dirigente cohesionado y, sobre todo, el fiasco griego que evidenció los límites de la rebelión democrática ante el EuroReich. ¿Será posible conquistar el centro del tablero, la mayoría social o es un espejismo errejoniano?

España es un espejismo de otro más vasto llamado Europa, reflejo cada vez más esperpéntico del orden neoliberal pastoreado por Alemania. Antes nos quedaba Europa como ilusionante espejo de nuestros duelos y quebrantos, ahora su reflejo los incrementa. Más allá de los Pirineos hay un abismo de mercados, austeritarismo y fascismos emergentes, con algunas luces amagando tímidas rebeliones ciudadanas. Lo lidera un espejismo de “mamá acogerrefugiados” que oculta la káiser que antepone en su eurozona finanzas a democracia y derechos humanos. También tras los Pirineos la única realidad es que bancos, oligopolios y grandes empresas ganan y los demás pierden. Es real que somos el segundo país más desigual de Europa; es real que las eléctricas, los operadores telefónicos y las petroleras nos chupan la nómina. Es real que un partido llamado popular –¡luego hablan de populismos!- gobierna para esos vampiros potentados. Es verdad que somos más pobres, menos democráticos (gracias a las contrarreformas “reformistas”) y menos soberanos (a Merkel gracias). Antes de los turrones podemos elegir entre cambiar el reflejo de una realidad deforme o seguir los espejismos hasta el Abismo.