El Ruedo Ibérico ya no nos devuelve la imagen deformada del esperpento, el
Ruedo Ibérico es un megaespejismo o una sucesión de espejismos. Dicho fenómeno
se produce en el desierto, por lo que habrá que colegir que habitamos un
Sahara, al menos en el mundo de las ideas; y lo preocupante es que muchos no son
conscientes del efecto espejismo. Ha empezado la campaña política más reñida y
determinante de la democracia dando paso a una feria de espejismos a saldo.
Tancredo Rajoy se presenta como la figura imprescindible para mantener la
patria constitucional una, grande, libre y recuperada económicamente. Más allá
de su Finisterre está el llanto y quebrar de dientes: la inestabilidad
económica, política y territorial, los derrochadores socialistas, los bisoños naranjitos
y los antisistema que nos sacarán del euro. Juzguen ustedes si esta visión
mesiánica propulsada desde la calle Génova y repicada en la mayoría mediática
es o no espejismo. A tenor de las encuestas, la mayoría o no lo cree o no lo
quiere creer; que el miedo convierte esas fantasmagorías en realidad dentro de
las urnas.
El PSOE se presenta como la izquierda posible y necesaria, como la
alternativa a los recortes económicos y de derechos ciudadanos. Todo ello sin
cambiar el marco de un régimen gripado, bueno con algunos retoques. ¿Espejismo?
Cuando Pdr Schz se mira en el espejo el reflejo es también un apócope, de la
socialdemocracia en ese caso. Como la mayoría de los socios europeos -a
excepción de Corbyn ¿el breve?- está atrapado en la contradicción. Critican los
efectos del capitalismo neoliberal aquí pero lo defienden en Bruselas (apoyan a
Junker y al TTIP) y en la praxis económica (Ibex 35 los quiere). Son
socialdemócratas en campaña y socialiberales en gobernanza. Más claros en este
capítulo económico son los neoliberales de C’s, que se presentan con esa genuina
marca respecto al oligárquico e incompetente “capitalismo de amiguetes” del PP contraponiendo
una cara reformista, moderna y participativa. ¿Espejismo? En la práctica
política estos “reformistas” apoyan en ayuntamientos y autonomías a esa rancia
derecha, como apuntalan así mismo el régimen de la Transición, si bien con
algún lavado de cara que lo adecente para el siglo XXI. En esa misma deriva,
más jacobinos si cabe que los naranjitos, boga la nave casi hundida de UPyD.
Sí quieren cambiar el régimen, a través de un proceso constituyente, IU y
Podemos. IU se manifiesta como la izquierda altersistémica, con un líder joven
y preparado que apuesta por la “unidad popular” para derribar el orden
neoliberal encarnado en el bipartidismo. ¿Espejismo? Espejito, espejito, que me
quede como estoy, que no se vean mis vergüenzas del pasado, los viejos cuadros
y su inercia de “vieja política”, la amenaza de la inanidad demoscópica, el
fantasma del comunismo trasnochado… Podemos se propone asaltar los cielos de la
verdadera democracia social, empoderar a los de abajo frente la casta
(superando el tradicional eje derecha-izquierda), la recuperación de derechos
políticos y sociales (rescate ciudadano), la extirpación del cáncer de la
corrupción, la democracia directa participativa de la era digital... El espejo
terrenal devuelve que este huracán nacido del 15-M puso patas arriba el
diagnóstico amuermado de la vieja política contraponiendo un mapeo más ajustado
a los desastres de la peristente crisis. Este certero análisis obligó a mover
ficha a todos. Sobre todo al establishment
que cargó contra los insurrectos en el circo mediático arrinconándolos hacia la
periferia del populismo, radicalismo bolivariano y equiparando sus corruptelas
veniales con las mortales de la Casta bipartita. Alarmado por el avance
demoscópico del virus, el Ibex 35 activó un antídoto reformista de derechas
liderado por un atractivo catalán muy español. Estas medidas frenaron “la
epidemia”, aunque también el aterrizaje político que sacrificó el sueño asambleario
por un equipo dirigente cohesionado y, sobre todo, el fiasco griego que evidenció
los límites de la rebelión democrática ante el EuroReich. ¿Será posible
conquistar el centro del tablero, la mayoría social o es un espejismo
errejoniano?
España es un espejismo de otro más vasto llamado Europa, reflejo cada vez
más esperpéntico del orden neoliberal pastoreado por Alemania. Antes nos
quedaba Europa como ilusionante espejo de nuestros duelos y quebrantos, ahora
su reflejo los incrementa. Más allá de los Pirineos hay un abismo de mercados,
austeritarismo y fascismos emergentes, con algunas luces amagando tímidas
rebeliones ciudadanas. Lo lidera un espejismo de “mamá acogerrefugiados” que
oculta la káiser que antepone en su eurozona finanzas a democracia y derechos
humanos. También tras los Pirineos la única realidad es que bancos, oligopolios
y grandes empresas ganan y los demás pierden. Es real que somos el segundo país
más desigual de Europa; es real que las eléctricas, los operadores telefónicos
y las petroleras nos chupan la nómina. Es real que un partido llamado popular –¡luego
hablan de populismos!- gobierna para esos vampiros potentados. Es verdad que
somos más pobres, menos democráticos (gracias a las contrarreformas “reformistas”)
y menos soberanos (a Merkel gracias). Antes de los turrones podemos elegir
entre cambiar el reflejo de una realidad deforme o seguir los espejismos hasta
el Abismo.